Las prácticas agroecológicas dependen del conocimiento ecológico de los recursos locales, especialmente la biodiversidad y el ciclo de nutrientes. A través de cadenas cortas de suministro de alimentos, los productores crean una relación más estrecha con los consumidores, además de mantener la calidad y el valor nutricional de los alimentos. Estos procesos retienen más del valor agregado de los alimentos y pueden beneficiar a los grupos de bajos ingresos de varias maneras. Estos grupos de productores y consumidores necesitan y exigen un conjunto de medidas para apoyar las políticas públicas. Estas sinergias construyen relaciones de cooperación entre productores, consumidores y grupos de la sociedad civil. Todo esto contribuye a una Economía Solidaria (Ecos) basada en la agroecología. La abreviatura AgroEcos indica que estas prácticas tienen Ecos en el tiempo y el espacio, por lo que se replican ampliamente.